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Llega Septiembre y mucha gente mira con nostalgia el verano; recuerda las vacaciones, los festivales de verano, las tajas en el pueblo. También los hay que se preparan mentalmente para "la vuelta al cole"; ya sea volver al tedio del trabajo o a las clases que tanto odian.
Luego está la gente como nosotros, que celebramos que se haya acabado el maldito verano, porque odiamos el calor, los meses en que casi no hay conciertos y que se editen pocos discos.
De este verano, y de lo (no tan) poco que se ha publicado, destacamos estos tres álbumes, y celebramos con ellos que llega el otoño y la época de directos a punta pala y releases cada semana.
¡¡BIENVENIDO, SEPTIEMBRE!!
GRMLN - Empire (Junio 2013)
Fresco y sorprendente, Empire es todo lo que se le puede pedir a un debut.
Aunque el koreano-japonés-californiano sigue siendo el cerebro, el alma y el compositor de GRMLN, lo que empezó como el proyecto en solitario de Yoodoo Park, ha acabado transformándose en una banda, y eso se refleja en el cambio brusco en su sonido con respecto a su primer EP, Explore.
Su particular visión de la música, mezclando letras angustiosas, tristes o nostálgicas (y por supuesto geniales) con melodías luminosas, joviales, en ocasiones tan deslumbrantes que debes ponerte gafas de sol.
Citando infuencias, aunque él mismo dice que no suena como ellos (y no le falta razón), encontramos a Fugazi, pero si levantamos un poquito la vista nos encontramos con un culto al rock de los 90's, esa década en la que 'floreció' el grunge, de Nirvana, una adoración por el indie, por Superchunk, Archers of Loaf o Sebadoh y por el rock alternativo de Dinosaur Jr. E incluso se podría nombrar a Hüsker Dü sin ningún problema. En definitiva, el resultado acaba siendo algo indescriptible, aunque estaríamos todos de acuerdo en añadir la coletilla pop en cualquier etiqueta.
Empezando con
"Teenage Rhythm", probablemente la mejor y más intensa canción del álbum (y que
incluimos en nuestro Mixtape #2),
GRMLN nos abre de par en par las puertas de su mundo, hablándonos de sentimientos, de las relaciones entre adolescentes, siempre sobre una espesa capa de
lo-fi y con una voz que parece salida de una caja de resonancia.
Además del segundo y el tercer single que escogió la banda (muy acertadamente, pues nos hicieron la espera eterna), "Hand Pistol", con un punteo eléctrico espléndido, y "Do You Know How It Feels", uno de los cortes más profundos, con un tono mucho más apagado, sobresalen "1993", una invitación a escuchar nuestros impulsos primarios, o "Cheer Up", ese tema que parece creado para cantar al unísono en un concierto, la balada mid-tempo que no puede faltar en todo gran disco. Y éste, por supuesto lo es.
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Poppets - Steal It Like A Thief (Julio 2013)
Es sabido que de Suecia acostumbran a salir cosas buenas, pero hasta ahora no había aparecido algo de este estilo. Poppets son un dúo de bubblegum garage-pop, un dúo de guitarras para ser más exactos, con drum machine de fondo (como ya hiciesen algunos de nuestros ídolos en sus humildes inicios, como Ty Segall), lo que les convierte en un híbrido de Nobunny y de King Khan & BBQ, también dos guitarristas, aunque con uno de ellos (Sultan) encargado de la percusión.
Abriendo con "Steal It Like A Thief", hacen que te invada la felicidad y las ganas de beberte unas cuantas cervezas en la playa, y el organillo con el que juguetean aquí tiene parte de culpa.
La facilidad con la que Lina y Magnus crean melodías pegadizas es pasmosa, aunque a la segunda escucha algunas canciones ya empiecen a parecerse demasiado.
Aún así, el disco avanza imparable gracias a temas redondos y tan cortos como contundentes (ninguno llega a los 3 minutos), como "Long Highway", muy del estilo de nuestros Aliment, la 'sueca' "Hjartats Slag", la inapelable "In Your Arms", o "Doomed City", con una melodía que suena a clásico de una época mejor y una letra algo triste ("the city is doomed, there's a sign in the sky").
Al mismo tiempo que entrelazan sus guitarras, sin dejar un segundo para tomar aliento, mezclan sus voces, la de él cerca de la de Justin Champlin y la de ella parecida a la de The Okmoniks (donde también tocaba nuestro conejo preferido).
Acaban subiendo un pelín más las revoluciones, con "Dark Cloud", haciéndonos pensar que con un bajo y una batería más potente estarían cerca del punk de Bad Sports o incluso de Marked Men, al mismo tiempo que coronan este notable Steal It Like A Thief.
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Diarrhea Planet - I'm Rich Beyond Your Wildest Dreams (Agosto 2013)
Nos encontramos ante uno de los mejores discos que nos ha dejado el verano. Aunque en esta ocasión el resultado puede no ser tan brillante o sorprendente como en su anterior Loose Jewels, editado también en la Infinity Cat Recordings de la familia Orrall, el rock que practica este sexteto de Nashville, de 4 guitarras y nombre 'singular', es algo fuera de lo común y no deja indiferente a nadie (o no debería).
Desde "Lite Dream", calentando las seis cuerdas como un boxeador calienta las piernas al subir al ring, queda claro lo que propone la banda: una buena ración de rock clásico, de riffs delirantes al más puro estilo hair metal, bastante punk, otro de los ingredientes principales, y, cómo no, rock alternativo, del de la SST, del que también beben Milk Music.
Siempre superponiendo guitarras, intercalándolas y colocando puntados encima de acordes extasiantes, las armonías son la base sobre la que se sustenta la música de Diarrhea Planet.
"Separations" es el perfecto ejemplo, pura emoción, magia sonora.
Pasando de "Kids", una balada al estilo, salvando las distancias, de grandes del hard rock como Thin Lizzy, con un final apoteósico, al school punk de "Hammer of the Gods", en la que no puede faltar el riff doble, nos plantamos en el ecuador del álbum, con la dos-en-uno "Ugliest Son".
Y el nivel no decae, ni mucho menos. "White Girls" es el resultado de juntar el equivalente guitarrero (y reducido) del principio de "Baba O'Riley" y trazas de 'heavy' power pop, de Big Star, de Three O'Clock o de Cheap Trick. De hecho, parte del sonido del sexteto está influenciado por esta vertiente eléctrica y 'dura' del pop.
Encarando la recta final, encontramos "Babyhead". Una alegría, armonías, guitarras y punk clásico que podrían firmar Audacity, mezcladas con un toque sureño que parece un saludo a sus vecinos Natural Child.
Y, tras
"Skeleton Head", la canción más triste de las trece, que
como el mismo frontman afirma trata sobre vivir aislado (y exactamente eso es lo que transmite: soledad, tristeza y melancolía),
"Emmett's Vision". Ritmo sincopado y un final a la altura del disco, que se desmarca de la primera parte de la canción, con una épica que se puede asemejar, otra vez, a
The Who. El vinilo debería ir acompañado de fuegos artificiales y pirotecnia de esa que se enciende al final de los conciertos de estadio, y unas instrucciones que dijesen "hacer estallar a partir del minuto 1:30 del último tema del LP".
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