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jueves, 9 de enero de 2014

The Resurrectionists - Working Class Since 1832 (Noviembre 2013)

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Orange County es tierra de genialidades. Si en 1976 nacía allí The Middle Class, el eslabón perdido que une la primera ola de hardcore con el punk californiano de los 70, hay que marcar otra fecha que es en 2013, cuando The Resurrectionists publican su primer EP Working Class 1832.  
¿Qué beben esta gente? ¿De qué se alimentan? ¿Qué drogas se meten entre pecho y espalda? ¿O qué jodido brillo tiene el sol allí, que las plantas crecen más verdes y los jóvenes con más nervio? Y sin ningún tipo de complejo a la hora de mezclar los géneros alternativos y sus variantes. Su garra y pericia roza el ‘frikismo’ o la divinidad, según la lectura que se le quiera dar.


The Resurrectionists son puro garage, pero también son psicodelia, punk y hardcore, abogando por una o otra corriente según la canción del disco que elijas escuchar, de las cinco que lo componen. Venidos desde San Clemente, en el sur de Orange County, en California, ellos son James y William Daley a la batería y guitarra respectivamente, Sean Christopher al bajo y Kelly Stardust, el hijo perdido de Bowie, como indiscutible frontman de voz carismática, que aunque en muchas ocasiones suena demasiado correcto, viene encumbrado con un incorregible halo de desfachatez y hastío. Para todos los integrantes de la formación, ésta es su primera y única banda hasta la fecha, aquí veo el fruto de su eclecticismo y arriesgados híbridos estilísticos. 

Según palabras del propio Stardust y frente a mi incansable sarta de preguntas, nos cuenta que han tomado su nombre “de los estudiantes de medicina de 1832, curso en el que la Iglesia Católica proclamó que usar cadáveres con finalidades científicas debía ser prohibido y considerado un crimen. Era difícil encontrar cuerpos para los estudiantes de medicina así que se colaban en los cementerios cuando oscurecía y robaban cuerpos que habían sido enterrados recientemente. Por haber procurado el cadáver la matrícula del alumno se veía reducida o sin coste alguno. Los estudiantes hacían este tipo de tareas eran llamados Resurrectionists”. Un concepto tan sugerente como el lugar de procedencia de estos músicos, que no dejan nada a merced de la improvisación.

Este primer álbum esta grabado en la destilería de Costa Mesa, meca de la costa oeste donde The Shrills grabaron su largo Meltdown y por la que también pasó Ty Segall y The Spits. Un sinónimo de calidad, como aquí lo es el estudio Ultramarinos de Sant Feliu de Guíxols. El resultado, con un sonido curiosamente analógico que parece obra de un cuatro pistas, bien podría ser una propuesta atrevida en las filas de Dischord, pero el cazatalentos de Resurrection Records ha tenido una vista más ágil.
Como todos los discos buenos, cocinados con inteligencia, éste pide dos escuchas, para atraparte y convertirte en un adepto más de sus filas. 

Working Class Since 1832, a pesar de estar editado en un casi religioso vinilo blanco, suena oscuro, psicodélico, rozando a los hermanos más esquizofrénicos del metal, pero llevado a pastos más frescos y de corrientes aceleradas. Cacofonías, ritmos pesados y guitarras imaginadas durante una pesadilla psicotrópica. Y que no te engañe el riff emocore que inaugura la segunda canción, "Irma Jean & Entropy" es auténtico garage, combina la inmediatez con el romanticismo y nostalgia de la corriente emotiva. 
Mientras que "Obsession Waltz" es la baja fidelidad llevada al terreno más oriental, arabesco, combinada con una sección rítmica más propia de The Wipers y Antelope. Nunca sabes por dónde te va a llevar la composición, ellos conducen y tú les sigues, pero el camino es pura delicia y no nos asustan los espacios que quedan a camino entre el sol y tinieblas.



Más sobre The Resurrectionists:
Facebook.
Bandcamp.

¿Dónde comprarlo?
En la web de Resurrection Records!!!


Por A. Camprubí.
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viernes, 2 de agosto de 2013

Ave Negra - Sensaciones Juveniles (EP, Junio 2013)

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Después de TV Colours, seguimos con otra banda nueva que también nos ha salvado del duro calor veraniego, el dúo de Costa Rica Ave Negra, que siguen esa tan efectiva fórmula de guitarra-batería, tras la estela de grandes binomios actuales como por ejemplo Jeff The Brotherhood

La diferencia aquí es que cantan en español.
Bueno, y que no son hermanos, pero sí cuñados, por lo que todo queda también en casa.

A muchos os sonará "Quita Penas", canción que incluimos en nuestro último mixtape, simple a la par que pegadiza y efectiva, construida sobre una base rítmica creada para engancharte desde el inicio del EP. 
Angustia y rabia transformadas en música, a través de la distorsión constante de la guitarra de Russell (Davis) y las chispas que hace saltar Felipe (Oller) en su batería.
A partir de aquí, este sonido que mezcla la energía de los hermanos Orrall, unos Spits sin sintes y bajados de revoluciones y en definitiva un aire punk, se va disipando.


Estos dos muchachos saben a qué quieren jugar y lo demuestran con "Para Que Le Digo Que No Si Sí", mucho más melódico que su predecesor, acercándose al rock de Dead Ghosts o al de los muy añorados Harlem, y a partir de aquí, centrifugado de reverb surf que ya no desaparece.
Comparándolos con, por ejemplo, los desaparecidos Davila 666, guardando similitudes como el idioma y un estilo garage y un sonido lo-fi, es verdad que Ave Negra son menos 'clásicos' (excepto en la voz, que siendo extremadamente sucia y rasgada, sigue un patrón ancestral, tan mitológica como la de los mismísimos Los Saicos), empezando por la estructura de las propias canciones y acabando por no tener bajo y guitarra rítmica. Pero ni mucho menos salen perdiendo con comparaciones de este estilo.
"Tatatata Yayaya", es un puñetero canto a la juventud y al ser joven, en una versión más suave y pop de lo que hace "el rey" King Tuff, cantando "no me hace feliz" pero alegres como si acabaran de encontrarse 100 pavos en el metro.
Siguiendo en la línea de garage rock en su vertiente más pop (véase también, por ejemplo, a los Jacuzzi Boys), "Gotitas", con esos brutalísimos cambios en el ritmo, son la despedida perfecta, de aire melancólico y un crescendo constante que lleva inevitablemente hasta el éxtasis (líquido?).

Pocas veces 4 canciones tan diferentes habían dado para tanto, y como nada representa mejor el sentimiento adolescente que el color rosa (bueno sí, las hormonas revolucionadas, y las malas elecciones estilísticas) Number4Door ha editado en ese color el debut de la banda, que además como todo lo bueno, viene limitado, a 50 copias numeradas en este caso.





Más sobre Ave Negra:
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Soundcloud.
Entrevista en Lifeboxset.

¿Dónde comprarlo?
A través de Number4Door!!
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